Diseñar con empatía ecológica

No tiene sentido exponer la historia del mundo si el precio a pagar por ello es el planeta.

Maurice Dávies

El sector de la cultura tiene un gran potencial a la hora de transmitir las ideas y valores de la sostenibilidad, tanto a la ciudadanía o sectores de la población concretos como a los propios generadores de conocimiento y creadores de cualquier ámbito. De hecho la cultura, como concepto genérico, es un medio de comunicación de amplio alcance que puede vehicular estos principios sostenibilistas mediante múltiples canales y lenguajes muy diversos. En este sentido, la obra artística induce al pensamiento crítico y, por lo tanto, puede contribuir de manera significativa a este proceso de transición y transformación del imaginario colectivo hacia una conciencia ecológica global que observe la realidad desde una perspectiva transversal y transdisciplinar.

Cuando hablamos de museos y sostenibilidad, a menudo nos referimos a cómo difundir los valores sociales y ambientales por un mundo más respetuoso con su entorno, y también a proyectos creados con este fin. Nuestro punto de mira se centra en la acción ecológica durante la concepción, el diseño, la producción y la gestión de exposiciones efímeras.

La crisis ambiental global que ha generado la aparición y consolidación del discurso sostenibilista hace que surjan nuevas tendencias en el ámbito del diseño, favorables a trabajar por un producto de más calidad y menos consumidor de recursos. El ecodiseño constituye una excelente herramienta de apoyo y mejora continua para los diseñadores que dan importancia a los valores de la sostenibilidad en sus proyectos. En el ámbito museográfico, las exposiciones en general y las temporales en particular son una buena oportunidad para aplicar aspectos de construcción ecológica, atendiendo a la diversidad de materiales y recursos que se usan en cada acción cultural. Esto es especialmente significativo en el caso de las exposiciones efímeras —las cuales, por definición, tienen un ciclo de vida limitado en el tiempo—, que comportan una generación elevada de residuos y una inversión en recursos y energía con un coste ambiental elevado.

Balenciaga. La elegancia del sombrero es la primera muestra monográfica de Cristóbal Balenciaga centrada en el sombrero. La muestra es fruto de años de investigación conjunta de las colecciones de sombreros del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museu del Disseny de Barcelona, instituciones que coproducen la muestra. Balenciaga diseñaba los sombreros junto a sus trajes porque entendía el conjunto como un todo: «El sombrero es una cuestión de equilibrio arquitectónico: corona el edificio del traje»[1]. El diseñador concebía la indumentaria como una escultura, y así lo demuestra su atemporalidad. 

La propuesta de diseño de espacio es, ante todo, museográfica, en la medida en que cumple con los requisitos de conservación y seguridad de las piezas expuestas, con limitaciones lumínicas y obligatoriedad de protección de cierre. Pero insistimos en la conceptualización del espacio, priorizando la dicotomía entre elegancia y glamur, y materia prima y confección. Elegancia y glamur se traducen en la verticalidad de la instalación, en los colores monocromos (negro y blanco-perla) sin excepción, en todos los elementos que configuran la exposición, y también en la repetición de elementos con un ritmo constante. Materia prima y confección se traducen en la metáfora del propio tejido a base de telar infinito, en materiales naturales como la misma cuerda, en los tejidos con gráfica aplicada y en el pavimento enmoquetado.

La puesta en escena homenajea el «menos es más» que el mismo Balenciaga proclamaba, creando un ambiente pulcro, silencioso y luminoso inspirado en las mismas casas de Balenciaga de la época, las cuales, diseñadas por Wladzio d’Attainville, «trataban de crear un espacio donde las clientas pudieran sentirse como en su entorno habitual, rodeadas de elegancia, y donde las colecciones presentadas destacasen»[2].

 

Paralelamente, hace énfasis en el detalle y dignifica el trabajo de taller. La cuerda natural deviene un elemento esencial que permite tanto separar como unificar, y que enlaza todo el recorrido. Los soportes y vitrinas tienden a desaparecer para mostrar únicamente los sombreros que «flotan» en el espacio. En las exposiciones de moda el soporte del vestuario es primordial, y en este caso hemos apostado por una cabeza-maniquí sin rostro, abstracto y neutro, que se sitúa a la altura de la posición de uso. Este va soportado por una varilla disimulada entre las cuerdas, evitando en todo momento que los sombreros estén cerrados o enmarcados.

La estructura discursiva presentada por los comisarios de la exposición Igor Uria, director de colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga, y Sílvia Ventosa, conservadora del Museu del Disseny de Barcelona, propone un primer ámbito introductorio que muestra cinco tipos de sombreros poniendo el acento en su morfología, y seguidamente explica la diversidad de propósitos de diseño de Cristóbal Balenciaga: Prestigio, Tradición, Exuberancia, Elegancia, y Menos Es Más. 

Respetando la narración y siguiendo con la idea de un entorno monocromático, se inicia la exposición en un ambiente oscuro, con una misma tonalidad de negro en todos los materiales que sirve de telón de fondo neutro para enfatizar la forma de los tocados blancos. A continuación, el resto del espacio expositivo es blanco-perla y acompaña la gran diversidad de materiales, formas y colores de los sombreros y trajes exhibidos.

Pero, como hemos advertido al inicio, cuando diseñamos no solamente nos preocupan la conceptualización, sensibilidad y técnica constructiva, sino que también procuramos que la exposición temporal contemple criterios ecológicos al máximo. Así, la exposición Balenciaga. La elegancia del sombrero es un magnífico ejemplo de empatía hacia la biosfera, pudiendo ser considerada una exposición que cumple con elevados criterios de sostenibilidad ambiental. 

Analizando los criterios ecológicos genéricos[3] encontramos un resultado satisfactorio por los siguientes motivos:

1) La repetición formal del conjunto de la exposición, basada en un modelo básico, es un leitmotiv que permite flexibilidad y adaptabilidad. En estos momentos, la muestra ha habitado dos espacios de exposiciones temporales de muy distintas características: si bien el Museo Cristóbal Balenciaga se divide en tres salas y estas separaciones facilitan un recorrido de superficie perimetral, hecho que evita la construcción de nuevos muros, el Museu del Disseny de Barcelona es un espacio totalmente diáfano que obliga a separar con muros efímeros los límites de la muestra y los ámbitos que integran el discurso. En este caso, el buen recurso de construcción sostenible es que se reaprovecha la carpintería de paredes divisorias, mediante muros modulares reutilizables.

2) La muestra ha soportado perfectamente su temporalidad de exhibición, demostrando durabilidad a pesar de que la producción gráfica es sobre papel y tejido, y evitando el uso de PVC, un material muy recurrente en exposiciones temporales que provoca un elevado impacto ecológico por su toxicidad. Las cartelas que acompañan las obras expuestas son de cartón con impresión directa, y los textos de ámbitos e imágenes están directamente impresos sobre tejido natural, tela «canvas», 100 % algodón.

3) En términos de reciclabilidad, por lo que se refiere a materiales que no se convierten en desechos al finalizar la exposición temporal: son biodegradables o compostables la cuerda trenzada de algodón, el cartón, el papel ecológico prensado que se utiliza con los maniquíes, los soportes de sombreros y los conjuntos de vestuario. Son reciclables los tableros de madera de fibras con pintura plástica soluble al agua certificados con la etiqueta ecológica FSC, que garantiza la buena gestión de los bosques, y que en la exposición se han utilizado como tarimas y peines. 

4) El hecho de que la empresa de producción tenga la sede cercana al espacio expositivo afecta a la procedenciade los materiales y no incrementa el volumen de transporte ni, por lo tanto, de emisiones de C02. Por otro lado, los materiales elegidos se fabrican localmente y no precisan de exigencias específicas con procedencias lejanas. 

5) Las pinturas y tintas utilizadas son en su mayoría solubles al agua, por lo que tienen un alto porcentaje de inocuidad.

6) La iluminación se reutiliza y es básicamente con fuente de led, por lo cual es de bajo consumo y buena eficiencia; además, no hay en esta exposición ningún contenido audiovisual que requiera electricidad. 

Estos buenos criterios ecológicos han sido posibles gracias a haberse considerado, por parte de los agentes participantes, todas las etapas vinculadas a la realización de la exposición: el diseño, la producción, el montaje, la exhibición, el desmontaje y la reutilización, entendiendo esta última como una etapa implícita.

La mayoría de los museos y centros culturales del mundo, y en especial los museos de arte, destinan una o más salas a programar muestras con fecha de inicio y final. Construir para deconstruir, en esto se basa la arquitectura efímera. Por este motivo de «caducidad» se hace todavía más necesario pensar en los impactos que puede generar la intervención en los espacios expositivos de los museos de arte, que deben funcionar como construcciones ecológicas sin evidenciar esta característica: algo así como una «sostenibilidad camuflada»[4].

Anna Alcubierre Roca.
Museográfa y Escenógrafa.


[1] Atribuido a Cristóbal Balenciaga según Uría, I. (2021). Des-cubriendo los tocados de Balenciaga. Catálogo de la exposición Balenciaga. La elegancia del sombrero. Cristóbal Balenciaga Museoa y Ajuntament de Barcelona. p.43

[2] Uría, I. (2021). Des-cubriendo los tocados de Balenciaga. Catálogo de la exposición Balenciaga. La elegancia del sombrero. Cristóbal Balenciaga Museoa y Ajuntament de Barcelona. p.36

[3] Referente a la tesis doctoral Sostenibilidad ambiental en las exposiciones temporales de museos y centros de arte. Bases de autovaloración aplicadas a casos de estudio, actualmente en curso, en el programa de investigación de Cooperación Cultural y Desarrollo del Programa Oficial de Doctorado en Educación de la Universidad de Girona. https://www.tdx.cat/handle/10803/672906#page=1

[4] Consúltese el articulo Exposicions sotenibles, perspectives de canvis publicado en el Journal of design processs del Grupo de Investigación de procesos de diseño de EINA, en https://diposit.eina.cat/handle/20.500.12082/845

Fotografías: Todojunto

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *