Cristóbal Balenciaga diseñó, creó y materializó la belleza, el estilo y la distinción en los modelos a lo largo de más de cincuenta años, manteniendo siempre una línea evolutiva muy personal[1]. Toda una vida ideando y cosiendo en la que, a pesar de las diferencias estilísticas entre cada década o temporada, supo diferenciarse como artista y creador lanzando nuevas modas que serían absorbidas tanto por otros couturiers como por el público en general.
¿Qué cualidades impregnan un Balenciaga, cómo se percibieron en su momento? ¿Cómo han llegado hasta la actualidad? Un análisis del carácter que conforma la colección del Cristóbal Balenciaga Museoa nos lleva a identificar una serie de líneas precisas, en las que la distinción, la armonía y la comodidad están siempre presentes.
La etiqueta es la primera señal que marca ese carácter. Y sin embargo no era visible en su origen, cuando la prenda se acomodaba al cuerpo femenino de la clienta, ni actualmente, al ser expuesta en un soporte de formas corporales de cara a su conservación preventiva. Un análisis en plano, diseccionando cada una de sus puntadas, elementos y cortes, corrobora la exigencia, la perfección y el saber hacer de cortadoras, costureras y oficialas que con sus petites mains plasmaron las líneas que el maestro había ideado y ejecutado con sus propias manos en el modelo inicial.
Cual poema o composición musical, podemos analizar y comentar cada sinécdoque, metáfora, corchea o nota musical; sin embargo, el carácter de la obra solo se aprecia en su conjunto, valorando la armonía, el orden, el ritmo y la musicalidad. Los distintos tipos de mangas, las pinzas curvas o en diagonal, los plomos y el resto de los detalles nos aportan una gran información sobre las líneas que caracterizan a un Balenciaga.

1964
Conjunto de noche; vestido en raso marfil, chaqueta en tul rosa pálido
con bordado de guirnaldas y piedras facetadas de Rébé
El concepto de elegancia, que se aprecia a través de las líneas propuestas por Balenciaga y caracterizadas en sus modelos, refuerza la conjunción del cuerpo femenino en simbiosis con la prenda. La actitud, los movimientos o los gestos determinaban la armonía entre ambos, a la par que amplificaban la belleza inherente a cada una de las partes.
La abstracción de la silueta exterior y la insinuación del cuerpo se conjugaban generando un aura de elegancia y un indiscutible charme, invocado y deseado por muchas mujeres. Balenciaga jugó con las proporciones del cuerpo femenino para resaltar el exquisito y grácil lenguaje corporal de sus clientas. En la casa Balenciaga todos eran conscientes de que el cuerpo no se podía alterar, si bien la relación de éste con el vestido podía ser modificada por medio de siluetas abstractas y depuradas en las que reinaban la armonía, la distinción y la comodidad. «Balenciaga solía decir que una mujer no debía ser perfecta ni hermosa para vestir sus prendas, sino que se volvía hermosa al llevarlas», afirmó Diana Vreeland.
Analizando las trazas del cuerpo que distinguen a un Balenciaga, el mayor impacto visual proviene de la línea de los hombros y el cuello, debido a la proximidad del rostro. La obsesión de Balenciaga por la manga perfecta, prestando máxima atención a sus aplomos, cortes y larguras, en ningún momento afecta a la línea de hombros. Balenciaga era un maestro de la armonía y las proporciones, tal como se dijo en numerosos medios de comunicación: «Perfect dressing. Balenciaga knows the secret»[2] («La perfección en el vestir. Balenciaga conoce el secreto»), y en cuanto a la línea de hombros, su gran rasgo distintivo fueron los hombros relajados y curvos. La creación visual de esa línea natural de hombros[3] descansa sobre hombreras de diferentes formas y grosores, que permiten crear una estructura interna para destacar esa prolongación entre el hombro y las mangas. La importancia del canesú en sus creaciones evidencia su profundo análisis y su continua investigación de dicho aspecto de la silueta.
La largura de las mangas enaltece en muchos casos la esbeltez del traje o abrigo, a la par que permite exhibir la exquisita joyería que adornaba las muñecas de sus distinguidas clientas. Las mangas se rematan y subrayan en la zona del puño mediante drapeados (puños amplios que amplifican los elegantes y sutiles movimientos). Las mangas kimono prolongan el tejido del cuerpo y facilitan la armonía en el movimiento gracias al rombo oculto en la sisa.

1964
Abrigo Abrigo de noche amplio en raso marfil, con cuello a la caja y manga japonesa
Con objeto de redondear la línea de los hombros[4], los grandes cuellos-capa reposan y se deslizan por encima del brazo, creando una forma delicada y relajada en la que se enmarca y acentúa el cuello de la clienta para estilizarlo e iluminarlo. La ilusión de los cuellos enrollados laxamente se distancia del cuello natural creando un marco para el rostro, a la vez que se acentúa la curvatura natural del cuello y la nuca. Elegancia, comodidad y distinción eran los rasgos resultantes de una línea de hombros siempre novedosa y evolutivamente coherente.
«Hace dos años, Balenciaga modificó la silueta femenina aplicando a las faldas de sus trajes sastre y a sus vestidos dos almohadillas que envolvían las caderas y creaban un talle increíblemente esbelto… Sus trajes sastre resultan extremadamente femeninos; sus chaquetas, un tanto separadas del cuerpo, se curvan a la altura de las caderas y reposan sobre faldas sensiblemente más largas de dos piezas, con colas despegadas. Estos maravillosos vestidos para recibir y trajes de noche de una clase excepcional dan fe de la profunda influencia española», se publicaba en la prensa francesa de 1945[5]. La línea del talle y las caderas distinguen a Balenciaga, el cual se afianza gracias a esta irregular línea como el gran pacesetter[6] (pionero en las tendencias) de la moda. Resaltando las caderas esculturalmente mediante pinzas curvas[7], fruncidos, drapeados, cojines[8] y enaguas, el talle ganaba en importancia y esbeltez. La importancia de su sastrería es indiscutible desde sus inicios, y Balenciaga sigue siendo considerado el maestro de la sastrería[9] gracias a innumerables variaciones entre las que destacaron los voluminosos faldones que contrastaban con la línea estricta del busto y de la falda, tal como ilustra la siguiente descripción: «Entre los trajes a rayas grises de Balenciaga se pudieron apreciar la cintura prendida y la cadera redondeada en una chaqueta más larga…»[10].

1949, EISA
Detalle de conjunto de noche en tafetán de seda negra
Balenciaga creó modelos en los que desdibujaba la cintura. El semiajustado generaba la ilusión óptica de un talle esbelto, subrayando la distancia entre el modelo generado y el cuerpo. Carmel Snow dictaminó: “Tal vez esta forma revolucione la moda”[11], apuntando a lo que fue considerado como la gran revolución de Balenciaga, gracias a sus túnicas. La magistral pinza francesa desde el costado hacia el busto genera una elegante silueta que adapta la fluidez del tejido al cuerpo, al tiempo que oculta la línea de la cintura y estiliza la figura mediante las dos líneas del remate o bajo.
El vestido se completa y cierra con la línea del bajo. Esta línea proporcionó a Balenciaga grandes titulares de prensa, generando guerras inexistentes entre modistos respecto a la conveniencia de cubrir o mostrar la rodilla. Ajeno a opiniones externas y resguardado tras la cortina[12], Balenciaga ideó efectos cuyos objetivos eran la esbeltez, la armonía, la comodidad y la distinción del modelo.

1964, BALENCIAGA
10, Avenue Georges V. Paris
Vestido de noche engasa de seda negra, con escote palabra de honor drapeado rematado en la espalda con una lazada y cola redondeada
Tanto las colas despegadas[13] o un simple «panneau» (panel) como los bajos asimétricos reafirman la gran distinción de sus maravillosos vestidos de noche, evidenciando la importancia de la simbiosis entre el vestido y la clienta. La actitud y los delicados y acompasados movimientos ensalzaban la silueta, que se distinguía así en exclusivos actos sociales… Los envolventes vestidos, de corte depurado y minimalista, reflejaban la evolución de una línea, el carácter de un Balenciaga.
En la exposición organizada en el F.I.T. de Nueva York en 1986, Richard Martin resumió sucintamente dicho carácter: «La evocación de Balenciaga de un “caminar en sueños” es el testimonio definitivo de su entrega a la forma perfecta, no ya en modelos ideales o figuras estáticas, sino en el reconocimiento de la función del cuerpo, que flota gracias al excelente corte del vestido»[14].
Igor Uria
Director de Colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga.
Fotografías: Jon Cazenave
[1] «Balenciaga: Evolution of a line». Harper’s Bazaar, Londres, mayo de 1957, pág. 76.
[2] THE SUN HERALD, Sydney. 10 de enero de 1954, pág. 24.
[3] Women’s Wear Daily, Nueva York, 7 de febrero de 1951, pág. 3.
[4] McBain, Jill. «New strikes at Paris Dress shows» (Nuevos impactos en los desfiles de moda de París). Birmingham Post, 12de febrero de 1951, pág. 3.
[5] FRANCE, París, 30 de marzo de 1945, pág. 11.
[6] New York Times, 11 de septiembre de 1945.
[7] «Paris sees the 1948 silhouettes» (París contempla las siluetas de 1948), The Warwick Daily New, 26 de abril de 1948, pág. 3.
[8] Tobe, «You needn’t be slim to wear arched hipline» (No es necesario estar delgada para llevar la cadera arqueada), Calgary Herald, Canadá, 11 de enero de 1951, pág. 4.
Tobe, «Suits follow the sheath» (Los trajes siguen la tendencia estilizada), Le Leader Post, Canadá, 29 de julio de 1950, pág .6.
[9] Cingria, Helene, «L’indispensable jaquette» (La indispensable chaqueta), Le Soleil, 7 de septiembre de 1947, pág. 17
[10] «Montreal sees latest French dress designs» (Montreal contempla los últimos diseños franceses), Namaimo Daily News, Canadá, 21 de marzo de 1946, pág. 3.
[11] Snow, Carmel. The Courier Journal, Kentucky, 25 de septiembre de 1951.
[12] Uría, Igor. «Tras la Cortina», MODA Y PATRIMONIO. CONTEXTOS. Getaria, 2019, pág.19.
[13] Perreau, Geneviève. «Dialogue avec les couturiers». Aujourd’hui, París, 31 de diciembre de 1941, pág. 6.
[14] Martin, Richard. «Balenciaga, American Fabrics &Fashions», Nueva York, septiembre-octubre de 1986, pág. 28.