Josep Font: Belleza e inquietud

Este 30 de junio el Museo Cristóbal Balenciaga inauguró una nueva línea de contenidos expositivos que explora la influencia de Cristóbal Balenciaga en la moda actual. Una de las misiones principales del Museo es crear conversaciones alrededor de la obra de Balenciaga, además de propiciar la investigación y la nueva creación en torno a su colección, poniendo en valor la relevancia de su legado, no solo en su momento histórico sino, sobre todo, en el presente y en el futuro.

Josep Font. Belleza e inquietud” la primera muestra antológica del respetado diseñador catalán, escribe el primer capítulo de esta nueva propuesta de contenidos. Comisariada por Josep Casamartina i Parassols, a través de una cuidada selección de piezas, ofrece un apasionante recorrido por sus más de veinte años de trayectoria en la industria de la moda, en el que la admiración hacia el legado de Balenciaga resulta inevitable. Con motivo de la presentación de esta muestra que podrá visitarse hasta el 7 de enero de 2024, conversamos en exclusiva con Josep Font para el blog del Museo.               

Josep Font retratado por Javier Biosca.

Mucho antes de que Josep Font (Santa Perpetua de la Mogoda, 1965)  iniciara su formación en moda, estudios que compaginó con los de arquitectura para no decepcionar a su padre, Balenciaga ya había entrado en su vida: “Recuerdo que siempre acompañaba a mi madre de compras, era una señora muy elegante y estilosa. Le gustaba mucho la moda y siempre me hablaba de Pedro Rodríguez y de Balenciaga. Íbamos a la tienda Santa Eulalia, en Paseo de Gracia, también a Todo para la mujer” y a Pepe Martínez” y cuando se probaba la ropa me preguntaba “¿Te gusta?” Y si yo le decía que no, no se lo compraba. ¡Y yo tenía sólo once años!. Ella era una persona con mucha personalidad y con mucho criterio, por lo que siempre me ha parecido muy fuerte que confiara en mí para decidir. Cuando años más tarde mi padre me lo explicaba yo pensaba que, de alguna manera, mi madre ya veía en mí esa inclinación por la moda”. Durante su paso por la escuela de moda Felicidad Duce de Barcelona, Josep Font tuvo la oportunidad de aprender de Pedro Rodríguez, otro de los grandes de la moda española: “Era ya muy mayor, muy mayor, un señor hiper-elegante e hiper-educado. Me enseñó a drapear y para mí fue maravilloso. Pensaba, si mi madre pudiera ver esto alucinaría, yo aquí trabajando con este señor que me está enseñando cómo drapear”.

«Esta exposición es casi un homenaje a mi madre»

 Su primera exposición retrospectiva “Josep Font. Belleza e inquietud”, que lo sitúa codo con codo con ese diseñador que su madre tanto admiraba, es una forma de cerrar el círculo: “Y al cabo de unos años estoy en el Museo Cristóbal Balenciaga compartiendo con el maestro. Casi es un homenaje a mi madre. Cómo es la vida…esas dos personas de las que me hablaba tanto y al final yo, de alguna forma, he podido compartir con estos dos personajes”.

Font admira de Balenciaga su trabajo con el volumen: “lo que más me gusta es esa forma de apartar el tejido del cuerpo y esa sensualidad que tienen sus prendas. También esa importancia que le daba a la nuca, dejándola ver, que es súper sensual. Eso a los japoneses les encantaba y todas estas cosas, para mí, han sido importantes en el momento de hacer mi trabajo. Él fue uno de los primeros que se atrevió a mover los volúmenes y eso a mí es lo que más me gusta de Balenciaga”. La exposición incluye un vídeo en el que Font reflexiona sobre el impacto del maestro en su trayectoria, que formó parte de la muestra “Shaping Fashion” que inauguró el Victoria & Albert Museum de Londres en 2017. En ella se reflexionaba sobre el legado del creador, tanto a través de sus piezas, como de una selección de diseños de creadores contemporáneos, entre los que se incluían prendas de Josep Font para Delpozo. 

Ahora el diálogo con Balenciaga es en solitario, algo que a Font, le hace muy feliz. “Una de las cosas que más me gustan de Balenciaga es esa sencillez realmente estudiada que tienen muchas de sus piezas, con las que consigue crear ese efecto de que hay elementos que parece que floten. Me encantan todos esos elementos que no se ven pero que yo sí sé que están. Todo ese saber hacer es maravilloso y es lo que aprecio más de su trabajo”. 

SS2017, «Soo Sunny Park». Nueva York. Abrigo en tafetán de lino fucsia con mangas pañuelo acampanadas. Colección particular.

«Volver atrás, cosa que nunca me gusta, ha sido interesante y un proceso para recordar»

El proyecto de esta retrospectiva se inicia con la llamada de Josep Casamartina, director de la Fundación Antoni de Montpalau, que atesora la colección privada de moda más grande del estado español. Empezó a tantear al diseñador durante la época de la pandemia, aunque Josep Font confiesa que nunca había estado por la labor de montar una exposición, algo que por entonces no le seducía: “mi ego no necesitaba una exposición”. 

Pero cuando llegó con la propuesta del Museo Cristóbal Balenciaga bajo el brazo todo cambió: “Evidentemente dije que sí, ni me lo pensé. Porque Balenciaga ha sido siempre uno de mis referentes y qué hay más bonito que estar compartiendo con este icono de la moda”. Antes de empezar el proceso, Font, que se encontraba cómodamente trabajando desde el anonimato como diseñador freelance después de su marcha de Delpozo en septiembre de 2018, quiso dejar clara su forma de trabajar: “Aunque habíamos tenido puntualmente contacto, Josep y yo no nos conocíamos mucho. Yo le dije, “mira Josep, te lo digo antes de que empecemos, yo soy un tío muy perfeccionista y me gusta hacer las cosas muy bien, porque si no prefiero no hacerlas. Estamos juntos en esto”. Josep me comentó que lo entendía perfectamente y a partir de ahí empezó todo”. Los primeros pasos consistieron en conocer las piezas que Casamartina tenía en la colección y definir la temática y el enfoque de la muestra.

Mirar atrás no ha sido un proceso fácil, pero el reencuentro con el pasado ha valido la pena: “He adoptado la costumbre de un día para otro olvidarme de la anterior colección, porque sino no podía continuar. Presentaba una colección, estaba a la mitad de la anterior y empezaba la siguiente. Siempre tenía dos y tres colecciones a la vez. Tienes que tener una mente muy ordenada para eso y tengo la facilidad de, después del desfile, al día siguiente, olvidarme del tema. Por lo que cuando Josep Casamartina me enseñaba prendas, de golpe surgían estados oníricos, el momento que se hizo, quién lo llevó, lo mucho que disfruté haciéndola…Incluso me acordaba perfectamente de los tejidos, dónde los compré…de todo. Es volver atrás, cosa que nunca me gusta, pero ha sido interesante y un proceso para recordar”.

Además de las prendas que formaban parte de la Colección Antoni de Montpalau, la muestra incluye también préstamos de clientas de la firma, entre ellas Indrie Rockefeller o Lauren Kulchinsky Levinson: «Lauren es coleccionista de prendas de alta costura, una señora maravillosa con una sensibilidad increíble que tiene mucha ropa mía y la llamé y estuvo encantada de participar en este proyecto. Luego en España, todas las personas con las que pude hablar, ni un pero, todo el mundo ha participado. Realmente nos hemos sentido muy apoyados”. 

FW 2013, “Arquitectura Orgánica”, Nueva York. Vestido corto en jacquard de lana marfil con aplicaciones de guipur de lana y mangas japonesas bordadas con cristales negros y piezas metálicas. Colección particular

«Lo más interesante de la exposición es poder acercar mi trabajo a todo el mundo»

Recuerda con emoción ese día que redescubrió sus prendas: “Me sentía como un niño pequeño cuando llega el día de los reyes magos. Me acompañaba Javier Martín, el patronista que teníamos en Delpozo y que estaba ayudándome a montar la exposición. Estábamos en una habitación gigante, llena de cajas de casi dos metros, y ahí estaba yo, abriendo caja por caja, explicándole las historias que escondían cada una de esas piezas. Cada caja que abría era una sorpresa. Había diseños que hacía treinta años que no veía”. 

A Josep le resulta complicado destacar alguna pieza en particular entre las más de 50 prendas que conforman esta panorámica a su trabajo como diseñador: “Hemos tratado de elegir muy bien para que cada una de ellas represente con precisión cada etapa y para que la gente entienda bien cómo ha sido mi trayectoria. Lo que es muy importante y bonito es acercar las prendas y los tejidos a todas aquellas personas que no han podido ver nunca en directo uno de mis desfiles. Además, hay cosas que en el fondo se pierden en un desfile: el trabajo de patronaje, las telas…hay una complejidad que ahora se va a poder apreciar de muy cerca, y eso es lo que me parece  más interesante de esta exposición”.

El anuncio de la retrospectiva ha propiciado reencuentros y ha puesto en evidencia la añoranza y estima de las clientes habituales del diseñador: “Llevo dos días de pura locura desde que la exposición empezó a salir en los medios y las redes sociales. Mucha gente me ha escrito, hablándome por todas partes, de anécdotas y su vínculo con sus prendas. Hay gente que tiene recuerdos muy importantes con ellas. Una señora me escribió y me contó que iría a ver la exposición con un vestido mío de hace veinte años. Me gusta que la gente me vea cercano y me parece bonito que me cuente sus historias”.

SS 2016, “Federico García Lorca’s Gypsy Ballads and Emilie Flöge, muse to Gustav Klimt”. Nueva York. Vestido abrigo con formas semicirculares realizado en tejido técnico con bordado mecánico de paillettes en verde y rosa. Colección particular.

«Los inicios fueron la mejor época de mi vida»

La muestra incluye algunas de las piezas de sus comienzos, aunque ha sido complicado encontrar diseños de cuando empezó vendiendo camisas junto a Luz Díaz, con la que formó en 1987 una dupla creativa. “De esa época no hemos encontrado casi nada, pero tengo muchos y maravillosos recuerdos de entonces. Fue la mejor época de mi vida. Lo hacíamos todo nosotros. Vivíamos entre cajas de ropa, íbamos a visitar y a llevar las prendas a las tiendas. Era una locura, pero había tanta ilusión que lo disfrutábamos mucho. Enseñábamos lo que hacíamos con todo el cariño del mundo, éramos súper tímidos. ¡A veces pensaba que nos compraban por pena y todo! Eres más inconsciente, eres muy joven, todo te parece bien, y aunque las cosas no te funcionen, te da igual, porque la ilusión puede más que todo. Fue una época muy, muy bonita. (…) Lo ves desde ahora y parece fácil, pero también fue difícil. Creíamos en lo que hacíamos, luchamos mucho, y no había lo que había ahora, no había redes sociales con las que darte a conocer. A la vez, fue un aprendizaje para el futuro. Estoy diciendo esto para que la gente joven se atreva. También es verdad que la gente joven lo quiere todo muy rápido, y no es así, no es así. Lo mío ha sido muy, muy lento. Empecé muy joven, evidentemente, pero ha sido muy, muy lento. Llevo muchos, muchos años trabajando”.

Josep Font y Luz Díaz en el año 1987

Resulta inevitable preguntarnos cuánto ha cambiado la moda, para bien y para mal: “Se presentaban dos colecciones al año, la gente no veía las imágenes de esa colección hasta al cabo de seis meses, ahora al cabo de cinco minutos ya lo está viendo todo el mundo todo y lo quemas. Hasta los detalles de dentro del desfile. Ahora es todo tan rápido. Las redes sociales han sido en parte los causantes de eso, si comparamos una época con la otra. También es verdad que entonces la moda era más privilegiada, era mucho más clasista, para unos pocos. Hacías desfiles y nadie de la calle se enteraba. Ahora todo el mundo puede ver, opinar, comentar, comprar…ahora la moda es global. En eso ha mejorado, desde luego”.

SS 2009, “Mirando al mar”, Haute Couture, París. Vestido de noche en crepé georgette y organza beige con bordado en el cuerpo y capa con aplicaciones de pétalos de organza y plumas de avestruz. AdM 15772. Fundació Antoni de Montpalau

«Estar en París te abre la mente y te permite conocer la moda desde dentro»

Tal y como haría Balenciaga, Josep Font también se puso de objetivo presentar sus diseños en París, todavía a día de hoy, la capital de la moda. En 2006 debutó presentando allí su línea de prêt-à-porter: “Estás allí, pero en realidad te está viendo el mundo entero. Eso es lo primero. Y luego empiezas a conocer gente y a la industria por dentro. Porque la moda desde fuera es una cosa, cuando estudias es otra, cuando empiezas es otra…pero cuando estás metido dentro, hay allí una mundología increíble. Fue en París donde empecé a entender realmente lo que eran las marcas, lo que había detrás, lo que había que hacer, cómo había que hacerlo, como lo hacían, para mí fue un aprendizaje real”. Tras presentar allí tres colecciones, en 2008 recibió la invitación de la Cámara de Alta Costura de París y presentó cuatro colecciones en esta categoría, hasta 2009: “La primera vez que la Cámara de Alta Costura de París me lo comentó, yo me puse muy nervioso. Yo les dije…yo no sé hacer alta costura. Y ellos me contestaron, no, no, a nosotros lo que haces ya nos parece bien y tienes que continuar haciendo eso. Aprendí muchísimo. También es verdad que estar en París te abre mucho la mente. En España, por desgracia, la moda sigue siendo muy desconocida, eso es una realidad. Digo por desgracia, porque soy español, soy de aquí y me encantaría que conocieran el talento que hay en España, que es maravilloso. Pero parece que no existamos, estamos fuera de circuito…no sé que hay que hacer para que esto deje de suceder. Porque yo viajo mucho, veo mucho, y veo el trabajo que se hace en España y somos muy buenos. Hacemos cosas muy buenas, y hacemos muy buen trabajo. Hay gente muy buena aquí. Tú vas al Vogue Runway, ves las colecciones y piensas, en España hay colecciones que le dan diez mil patadas a lo que estoy viendo. ¿A quién hay que llamar, avisar, para que muevan esto? Yo no tengo problema, porque ya está, pero hay mucha gente aquí que está luchando y hacen realmente verdaderas joyas.

FW 2008-2009, «Mi España», Haute Couture, París, 2008. Vestido de tul bordado y gazar estampado, inspirado en los azulejos andaluces y valencianos, y plumas de avestruz. AdM 17286. Fundació Antoni de Montpalau.

«La filosofía en Delpozo fue volver a vender prendas bien hechas»

Tras perder su marca propia en 2011, en 2012 se anunció que Josep Font se convertiría en el nuevo director creativo de Delpozo, la antigua marca de Jesús del Pozo. Hasta 2018, momento en el que decide dejar la firma, Josep Font construye una marca global que se presenta en Madrid, Nueva York, París y Londres, logrando un espacio propio en el cerrado circuito de las marcas de lujo. La primera vez que le llamaron dijo que no, pero tras insistir, tener algunas reuniones y visitar los talleres de Madrid, finalmente el presidente de Perfumes y Diseño le convenció: “y lo demás ya es parte de la historia. La verdad es que nunca le agradeceré suficiente a este señor darme este regalo, porque mi equipo y yo disfrutamos mucho. Fueron siete años duros, con mucho trabajo, pero muy apasionantes”.  Bajo el epígrafe de “prêt-à-couture”, Font busca dignificar el oficio en un momento en el que la velocidad puede con todo, resultando imposible competir con las marcas masivas. 

En ese momento mi discurso fue intencionado y real, porque podías ir a tiendas de marcas buenas, abrir las prendas por debajo y ver que no estaban bien hechas. Era un poco bestia. Mi propuesta fue, vamos a intentar darle la vuelta a esto y vender otra vez prendas bien hechas. Yo siempre decía, por favor, levantad las prendas y miradlas por dentro y mirad cómo están hechas, esta fue nuestra filosofía. Vamos a volver al buen bordado, porque el bordado se estaba degradando. Yo fui un poco el precursor de intentar traer de vuelta oficios que se estaban perdiendo. Nos costó muchísimo encontrar a gente que bordara. Encontramos a gente muy mayor en pueblos que bordaba los mantos de las vírgenes en Andalucía, era muy complicado. Ahora hay gente de Lesage en París, en España vemos que hay personas que han vuelto a estudiar y me encanta, porque se estaba perdiendo. Y aunque fuera la competencia es grande, hay que pensar que todo lo que se haga manual, artesanal, tiene un valor añadido. Y eso es lo que nosotros hacíamos con nuestras colecciones, darles un valor añadido”. 

FW 2015, “Vibrant paintings of Rhys Lee, and Andrey Remnev contemporary reimaginings of Pre-Raphaelite works”, Nueva York. Abrigo con mangas que forman una capelina en tejido doble faz de lana azul y  gris con aplicaciones de napa multicolor creando motivos de pájaros. Colección particular.

«El proceso de crear es lo más bonito»

La exposición muestra la idea de belleza de Font, una belleza que inquieta: “cuando ves algo bello, ya sea un jardín, una flor, o una escultura, se produce un cierto desasosiego”. Cada nueva colección era una excusa para una nueva búsqueda y nuevas inquietudes: “cuando estaba haciendo colecciones con ese ritmo frenético siempre buscaba inspiración en la pintura, en escultura, en música, en cine, en libros. Y si me gusta algo o alguien, me adentro, lo investigo, estudio, intento contactar con esta persona. He tenido realmente experiencias muy bonitas con gente maravillosa que me ha inspirado y que en muchas ocasiones luego he conocido. Ha sido muy , muy enriquecedor, mucho, porque he aprendido, he conocido…tanto yo, como mi equipo, porque esto lo estudiábamos juntos, lo aprendíamos juntos. Ha sido un viaje muy enriquecedor”.

Trabajar con su equipo de costureros, patronistas y diseñadores es lo que el diseñador ama más de su profesión: “para mí es el momento más interesante. Me encanta que la gente disfrute con lo que estamos haciendo. He hablado con gente de mi antiguo equipo y todo el mundo lo recuerda como una época maravillosa. Ahora me doy más cuenta aún, y mira que eran horas y horas de trabajo. El proceso de crear es lo más bonito”. Y dentro de este proceso, el trabajo manual tiene un lugar especial: “Me acuerdo que en Barcelona, cuando me agobiaba, me ponía a bordar con la bordadora. Mano a mano los dos, me explicaba sus cosas y yo feliz. Esa señora me decía, esta puntada la tienes que hacer así, porque así amarras más la pieza…maravillosa. Ella era una de esas señoras que son como los duendes de los cuentos que después de salir de noche, al llegar por la mañana, lo convierten todo en oro. Pues lo mismo”.

SS 2015, “Josef Albers”, Nueva York. Vestido bustier en varias capas de tul bobinet dorado y verde con bordado de hilos metalizados y piezas de material holográfico que fue expuesto en los famosos escaparates de Navidad de Bergdorf Goodman en Nueva York. AdM 15493. Fundació Antoni de Montpalau.  

«Todavía queda mucho por hacer»

Font, que tras abandonar Delpozo desapareció de los medios, no ha parado de trabajar desde entonces. Y aunque en esta última etapa llegó a uno de los puntos más álgidos de su carrera, el diseñador confirma que todavía le queda mucho por hacer: “No, no. Aquí no se acaba todo. Soy joven aún. Tengo varias propuestas, pero no sé muy bien todavía. Me tiene que gustar mucho el proyecto, me tengo que enamorar. Pero cuando sea el momento, algo interesante aparecerá y lo haré lo mejor que pueda”

Estel Vilaseca, periodista de moda y editora.

Fotografías: Alex Iturralde

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *