En el interior de EISA Donostia

Cristóbal Balenciaga lideró la moda de su tiempo desde cuatro sedes distintas repartidas entre España y Francia. Abrió su primer negocio en Donostia- San Sebastián en 1917 y a lo largo de la década de 1930 se estableció, también, en Madrid (1933), Barcelona (1935) y París (1936).
Del interior de cada una de sus sedes nos ha llegado una información desigual. Mientras de la de París conocemos bastante, de las otras tres, menos. Es lógico. Aunque fue un modisto exitoso, sobre todo en el Donostia de las décadas de 1920 y 1930, su nombre no aparecía aún en la prensa de moda internacional. Pero desde su debut en la alta costura parisina en agosto de 1937, cabeceras tan prestigiosas como Vogue, Harper´s Bazaar o
L´Officiel, publicaron fotografías de diseños de Balenciaga. Algunas de ellas, se realizaron en los salones de su sede en París, y dejaban entrever un espacio con predominio  del color blanco-crema, con sinuosas molduras en escayola que decoraban marcos de puertas y bordes de algunos sofás y, que incluía, algunas columnas de estilo clásico que servían para apoyar unos jarrones-lámpara.[1]

Sede de París. 1946. BNF. Seeberger Frères.

Después, con el paso de los años, otras fotografías permitieron conocer, en parte, otras estancias, como por ejemplo, la boutique (añadida en 1948), con el suelo en el característico damero blanco y negro, o descubrir, ya en la segunda mitad de la década de los cincuenta, que aquellas características molduras de las fotografías y publicidad de la casa de finales de la década de 1930, ya no estaban. Tras el fallecimiento de Balenciaga en 1972, las numerosas publicaciones que han ido apareciendo sobre su figura y obra, han incluido, sobre todo, fotografías del interior de esta sede de París.

De la sede de Madrid no conocíamos tanto, pero sí algo. El fotógrafo Gyenes retrató allí a Cristóbal Balenciaga en 1955. A pesar del color blanco de las paredes, el resto de elementos que se aprecian en las imágenes- un mueble aparador de madera oscura presidido por un espejo clásico y, un jarrón con flores, blancas, – no guarda, aparentemente, demasiadas similitudes con la estética de la sede de París.[2]

De la casa de Barcelona, se sabía bien poco más allá de su ubicación en la calle Santa Teresa, hasta que Igor Uria, director de colecciones de este museo, encontró en un número de la revista Brisas de 1936, un reportaje sobre la sede. El titular del reportaje decía “Una casa de costura en Barcelona” y añadía “(Decoración de Wladzio d´Attainville”).[3] Las fotografías evidencian claras similitudes con la decoración de la sede parisina: las mismas molduras decorativas, las mismas butacas y sofás, las mismas columnas con jarrones-lámpara. Hasta la escultura de un santo y la mesa clásica, en mármol y madera oscura, sobre la que se apoya, de uno de los espacios, son idénticas a las que aparecen en un reportaje que Women´s Wear Daily dedicó en 1939 al espacio de Balenciaga en París.[4] Este hallazgo en Brisas es fundamental para la historia de la casa Balenciaga, puesto que confirma no sólo que Wladzio fue el autor intelectual de la decoración de la casa de Barcelona, sino que la de París siguió el mismo estilo decorativo.

Donostia en 1923. Al fondo, en obras, el edificio de la nueva sede de la Avenida de la Libertad 2. Kutxateka. Fondo Marin. Pascual Marín.

La casa de San Sebastián, la primera, fue fundada en 1917 por Cristóbal Balenciaga en la calle Vergara, 2. Dos años más tarde, sin cambiar de sede y, probablemente, necesitado de financiación, formó junto a las hermanas Lizaso, también modistas, la sociedad Balenciaga y Compañía por una duración de seis años. En 1924, al término de este contrato, decidió continuar por su cuenta en un nuevo emplazamiento: la Avenida de la Libertad, 2. La nueva sede se establecía en un edificio noble, de ese San Sebastián que se había trazado y urbanizado al estilo parisino a finales del siglo XIX. Tenía unas magníficas vistas al río Urumea y hacia esquina, por un lado, con la misma Avenida de la Libertad, -emplazamiento de elegantes cafés, sastrerías y establecimientos de moda femenina y accesorios-, y por el otro, se encontraba muy cerca del lujoso Hotel María Cristina. Además, el Casino Kursaal, centro de una intensa vida social entre las élites de la ciudad, estaba a pocos minutos de un agradable paseo junto al río. El edificio entero había sido remodelado poco antes, tal y como se aprecia en fotografías de archivo del año 1923. Probablemente, Balenciaga vio una buena oportunidad para materializar allí, en un emplazamiento mejor, una sede personalizada mientras el edificio completo se encontraba en obras. El archivo del Ayuntamiento de Donostia conserva el documento de la concesión de licencia de actividad en este nuevo emplazamiento con fecha 9 de octubre de 1924. Sin embargo, poco o nada sabíamos respecto al aspecto interior de este nuevo espacio. Se conservan algunas, pocas, fotografías de modistas en el taller de esta sede, pero hasta la fecha, no conocíamos los espacios destinados a la clientela.[5]

En el interior de EISA Donostia de la mano de una actriz

La siguiente fotografía, fechada el 27 de agosto de 1946, muestra a una mujer posando en el balcón del primer piso de la Avenida de la Libertad, 2, es decir, la sede de Balenciaga (en estas fechas, EISA Costura). La fotografía, del fondo Kutxateka, estaba catalogada cuando la encontré como “mujer asomada a un balcón en la Avda. de la Libertad”, y pertenecía a un grupo de imágenes de la misma mujer en el interior de una casa de costura. Había un nexo claro entre ellas: todas las fotos, autoría del estudio Foto Car de la ciudad, se habían hecho en la sede donostiarra de Balenciaga.

La actriz Isabel Garcés en el balcón de la sede donostiarra de EISA Costura. 27 Agosto 1946. Kutxateka/Fondo Fotocar/Vicente Martín

La mujer que posa es la actriz de teatro Isabel Garcés. Esta actriz, especialmente apreciada por sus exitosas actuaciones en el género de la comedia, estuvo de gira en San Sebastián, precisamente, en agosto de 1946 con la compañía de Arturo Serrano. Debutó en el Teatro Principal con “Una gallega en Nueva York” el 17 de agosto, en plena Semana Grande donostiarra, y protagonizó la misma obra hasta el 26 de agosto.
Después, entre el 27 de agosto y el 8 de septiembre Garcés protagonizó en el mismo Teatro Principal “Tánger”, “Los sueños de Silvia”, “Lo que piensan los hombres” y “Diario íntimo de la tía Angélica”.[6] En marzo del año siguiente, la actriz volvió a interpretar “Lo que piensan los hombres” en el Teatro Infanta Isabel de Madrid. El anuncio de la obra en la prensa mencionaba, expresamente, que se verían modelos de Balenciaga.[7]

Este es el contexto de la serie de fotografías de Isabel Garcés en el balcón de EISA de Donostia. Con toda probabilidad, luciría, al menos en la obra “Lo que piensan los hombres” que también interpretó en San Sebastián el 3 de septiembre, el vestido de noche que luce en las fotos.

Isabel Garcés atendida por dos vendedoras de EISA San Sebastián. 27 Agosto 1946. Kutxateka/Fondo Fotocar/Vicente Martín

Balenciaga diseñó vestuario para Garcés en más ocasiones. Todavía en 1971 seguía actuando vestida de Balenciaga.[8] Y vistió de Balenciaga, también fuera de la escena, muchas veces. Se entiende, por ello, que su nombre aparezca en la lista de prestatarias a la histórica exposición “El mundo de Balenciaga” celebrada en 1974 en el Palacio de Bibliotecas y Museos Nacionales de Madrid.[9]

EISA Donostia y unos espacios polivalentes

Esta sede de Donostia pudo haberse inaugurado en el estilo que Wladzio ideó para las sedes de Barcelona y París, y que en 1946 estuviera ya reformada. No lo sabemos, pero la realidad es que estas imágenes confirman la ausencia de los elementos característicos de las otras dos sedes.

Y, ¿qué es exactamente este espacio interior de las fotografías donde Isabel Garcés aparece con otras dos mujeres y posando? Las vendedoras de Balenciaga solían vestir de negro y atendían a las clientas cuando acudían a las pruebas de sus vestidos. Por lo tanto, el espacio, decorado con un aparador en madera oscura, un espejo clásico, y una butaca, es un salón-probador de la sede donostiarra, donde destacan, además, las flores blancas. Por el espejo, el mueble, y las flores, parece que el espacio donostiarra guarda, aparentemente, más similitudes con el de Madrid de 1955 y, no tanto, – a excepción de por la butaca-, con el de Barcelona o París.

Desde Charles Frederick Worth, el interior de los espacios destinados en las casas de alta costura a recibir a las clientas, debían seguir un estilo decorativo de gusto exquisito, equivalente al que ellas disfrutaban en sus propias casas. Este principio inauguró desde entonces una estrecha colaboración entre las casas de moda de lujo y los decoradores más renombrados del escenario francés. Aunque desconocemos quién ideó la decoración de este espacio de San Sebastián, sí sabemos que Cristóbal Balenciaga seguía, ya en el período de entreguerras, los modos de hacer de la moda francesa. Algunas de sus clientas en la Avda. de la Libertad, (la reina Victoria Eugenia, por ejemplo) eran habituales de prestigiosas casas parisinas. Es lógico que Balenciaga, buscando a una clientela selecta, se esforzara en que la decoración de su sede en Donostia, siguiera el estilo de las casas y palacetes de su clientela en la ciudad.

Isabel Garcés en la sede donostiarra de EISA Costura. 27 Agosto 1946. Kutxateka/Fondo Fotocar/Vicente Martín

¿Y a qué corresponde la fotografía en la que Isabel Garcés aparece replicada varias veces? En esta fotografía se perciben tres espacios. La actriz aparece al fondo, en el mismo salón-probador de las otras imágenes, donde ahora se descubren un gran espejo, en arco, y, colgando del techo, una lámpara de cristal. Se observa, además, que la puerta de la habitación, también, en arco, es corredera. Los sucesivos reflejos de la actriz y de la lámpara de cristal en el espejo a su espalda evidencian que había otro espejo en la pared de enfrente, en el espacio en primer término, otro salón-probador simétrico, con su correspondiente lámpara idéntica y, puerta corredera. Ambas habitaciones están separadas por, lo que parece, un corredor, del que cuelga también una lámpara igual, alineada con las otras dos. Los tres espacios con las puertas correderas abiertas, creaban un único espacio, probablemente utilizado como salón de desfiles. Fotografías de prestigiosas casas francesas de moda, como, por ejemplo, Worth o Louiseboulanger, que Balenciaga conocía, tenían salones de presentaciones con espacios separados por arcos o marcos, que se repetían en una sucesión.[10] Estos espacios eran considerablemente más grandes que el de la Avda. de la Libertad, pero gracias a los espejos en arco como el de las puertas y, al recurso de colocarlos en paredes enfrentadas, se generaba una ilusión óptica de espacios repetidos.

La fotografía muestra, además, que las dos habitaciones de pruebas no están a la misma altura, hay un escalón en el probador donde está la actriz. El mencionado salón de presentaciones de Worth, o el de otras casas de moda, como el de Vionnet de la Avenue Montagne, por ejemplo, que Balenciaga frecuentaba en la década de 1920, solían tener escalones. El escalón era un recurso que ayudaba a ensalzar el estilo de las maniquíes al caminar y permitía apreciar mejor el movimiento de algunas prendas. De nuevo, intuimos aquí un esfuerzo de Balenciaga para que el espacio correspondiera a las expectativas de su selecta clientela y, se asemejara a una maison de couture parisina. Después, las maniquíes caminando por este espacio y sus figuras elegantemente vestidas de Balenciaga, multiplicadas en los espejos, harían el resto para afianzar la percepción de estar asistiendo al desfile de un auténtico número uno de la alta costura.

Ana Balda, comisaria e investigadora independiente


[1] El espacio se ve bien en la fotografía de la p. 41 del libro Balenciaga de Marie-Andree Jouve y Jacqueline Demornex, Rizzoli, New York, 1989.

[2] Una de ellas está publicada en la p. 71 del libro Balenciaga. Modisto de modistos de Lesley E. Miller, GG, Barcelona, 2006.

[3] Algunas de las fotografiáis de este reportaje de Brisas están publicadas en la p. 36 del libro-catálogo Balenciaga. The elegance of the hat, Cristóbal Balenciaga Museoa and Ajuntament de Barcelona, Barcelona, 2021.

[4] “Balenciaga´s in brown and white baroque”, 30 enero 1939, p. 4.

[5] Algunas de las pocas fotografías de este taller de Donostia, que se conservan, pueden consultarse aquí:

https://apps.euskadi.eus/emsime/catalogo/titulo-retrato-de-grupo-en-el-taller-de-costura-de-eisa-en-san-sebastian-/objeto-fotografia/ciuVerFicha/museo-93/ninv-CBM 1998.273

https://apps.euskadi.eus/emsime/catalogo/museo-museo-cristobal-balenciaga/titulo-fotografia-del-taller-eisa/objeto-fotografia/ciuVerFicha/museo-93/ninv-CBM%202018.1209

[6] El Pueblo Vasco entre el 17 de agosto y el 8 de Septiembre.

[7] ABC, 17 marzo 1947, p. 17

[8] Archivo fotográfico ABC, Luis Alonso, 31 octubre 1971.

[9] ABC, 21 febrero 1974, p. 103.

[10] Estos espacios pueden verse en los enlaces siguientes: https://www.roger-viollet.fr/image-photo/salons-de-la-maison-de-couture-worth-7-rue-de-la-431670 y https://www.roger-viollet.fr/image-photo/salons-de-la-maison-de-couture-louise-boulanger-444701


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